La importancia de tener amigas

Una pequeña reflexión escrita luego de una videollamada con mi mejor amiga.

Le estoy agarrando el gusto a esto de decir que escuchen una canción que va mucho con el tema mientras lo leen. Así tal vez conecten mejor con los sentimientos que intento expresar, porque mientras escribo estas palabras escucho esa misma canción. La de este artículo es Dorothea de Taylor Swift, espero que la disfruten.

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Siempre fui la chica en el grupo de chicos, debo admitir que en su momento incluso un poco pick me (mi pasado oscuro), pero lo cierto es que se me hacía más sencillo socializar con los hombres en lugar de con las mujeres, tener amigas fue algo realmente complicado.

Durante mucho tiempo atribuí que se me hiciera más fácil ser amiga de hombres a que crecí con un hermano mayor y todos sus amigos, podía entender un poco mejor como tratarlos, como ser con ellos. Pero ahora me doy cuenta que también era porque no sabía muy bien cómo ser una chica, quizás por la misma razón de que crecí rodeada de hombres.

Aún así, logré hacer dos amigas. Esas dos amigas aunque me enseñaron una pequeña fracción de lo que se siente ser “chica”, me metieron en serios problemas y ahí terminó nuestra amistad.

Luego hice dos amigas más, que llegaron justo en mi adolescencia. Una de ellas me enseñó lo que se siente fangirlear por una boyband/boygroup con otra chica, me enseñó a maquillarme, se esforzaba porque siempre me viera bonita, y gracias a ella comencé a sentir esa hermandad entre amigas, comencé a sentir eso de “solo soy una chica”.

Sin embargo, esa amistad no duró mucho tiempo, y durante un largo periodo volví a tener solo amigos. Me tocó aprender a ser chica por mi cuenta, aprendí a maquillarme, acepté mi lado romántico, aprendí a ser una fangirl, aprendí a usar tacones, comencé a prestarme atención, consentirme y aprendí a brillar, pero aún así, siempre sentía que me faltaba algo… sentía que no tenía con quién compartir esas cosas lindas de la experiencia de ser una mujer, de ser una chica.

Hasta que un día llegó mi mejor amiga, y con ella aparecieron muchas otras amigas también. Con ellas comprendí que no es lo mismo llorar sola viendo una película de amor, que llorar acompañadas con un bote de helado mientras suspiramos por la belleza del amor romántico.

Gracias a mis amigas entendí que no es lo mismo encontrarse bonita con un outfit a que tu amiga te diga lo hermoso que te queda. Que salir de compras con un amigo no es igual al chisme y las conversaciones mientras le preguntas a tu mejor amiga qué color de camisa se te ve mejor. Que saberse empoderada, capaz y autónoma es algo crucial, pero que cuando tu amiga te dice “Eres una mujer fuerte, puedes con todo” te da más confianza.

Gracias a mis amigas entendí que la feminidad es de las cosas más hermosas que poseemos las mujeres, que la complicidad, la fragilidad, los detalles, el romanticismo, e incluso como me gusta decir: el delulismo, es algo sumamente increíble que se disfruta tanto como arreglarse juntas con su artista favorito a todo volumen.

Porque tener amigas te cambia la vida, o al menos a mí me la cambió. Aprendo tanto de todas mis amigas, las admiro a cada una por sus hermosas cualidades, ellas me hacen mejor persona, y gracias a ellas me atrevo a tantas cosas que de otra forma creo que jamás me atrevería.

Porque ser mujeres juntas, es una experiencia religiosa.

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Sé que muchas de mis amigas van a leer esto, porque tengo la suerte de que cuando nadie más está presente, ellas hacen mucho ruido para que no note el silencio. Las amo por lo increíbles que son, gracias por ser parte fundamental de mi vida y de mis días.

También quiero hacer una mención especial a las amigas que he hecho en esta plataforma, ellas también me impulsan a seguir escribiendo con su constancia, con su transparencia y su corazón lleno de sentimientos hermosos.

Somos chicas juntas, y es lo mejor que nos pudo pasar.

Gracias por leer hasta aquí, XOXO.